sábado, agosto 26, 2006

REFLEXION Y POSTURA 25/10/03

REFLEXION Y POSTURA
En el periódico El País del domingo 19 de octubre he leído un reportaje sobre un libro que estoy deseando que salga a la venta: “Ceuta, Melilla, Gibraltar, Olivenza. ¿Dónde acaba España? ”, que ha escrito Máximo Cajal, diplomático jubilado y hoy asesor del PSOE en la secretaría de relaciones internacionales socialista que dirige Manuel Marín. Pero advierte que el programa socialista no recogerá para nada sus puntos de vista personales sobre Ceuta y Melilla. Menos mal. Los puntos de vista según se pueden leer en El País son unas “perlas” que merecen ser conocidas por todos los melillenses y ceutíes. Particularmente es a los melillenses a quienes me dirijo porque es en este periódico Melilla Hoy donde se me publican las opiniones que, como ciudadano español y haber nacido en Melilla tengo todo el derecho de expresarlas.
Y a mí, que este hombre me caía bien desde su heroico comportamiento en nuestra Embajada en Guatemala a principios del año 1980 en defensa de los indígenas que allí se refugiaron. Como aperitivo y como encabezamiento del reportaje se puede leer: “ La marroquinidad de Ceuta y Melilla no debe ser puesta en cuestión”. Y a continuación : “por el bien de la salud colectiva de los españoles y para desactivar toda esa mezcla de temor, recelo y resentimiento histórico contra el moro, España debería dar comienzo a una reflexión conjunta con Rabat sobre este delicado asunto. Una reflexión que desemboque en soluciones aceptables para ambos países, pero sin regatear por parte española, cualesquiera que sean sus modalidades y plazos, la definitiva marroquinidad de las plazas”. Y dice que se debería hacer antes incluso de que se resolviera el contencioso de Gibraltar, “ Es mi postura, y yo no pretendo dar lecciones a nadie, pero sí agitar los espíritus y provocar un debate”. Joder con la provocación y el debate. Yo creo que los espíritus están agitados desde siempre con las sempiternas reivindicaciones por parte de nuestro vecino; unas veces en voz baja, otras con los tonos de escalas diatónica y cromática (tomates y Sahara), pero siempre condenados a entendernos, como decía el anterior monarca. Y el debate, pues que quiere que le diga: el señor Cajal es un diplomático y sabrá muchas cosas que gente corriente no entiende, pero sí que sabemos discutir, debatir, luchar por una cosa, sosteniendo opiniones distintas a las suyas. Como bien dice el reportaje, este señor está libre de ataduras oficiales –se ha jubilado-, procurando que la previsible polémica no salpique al PSOE, cuando ya llevaba un año trabajando en su libro. “España debe comenzar una reflexión con Marruecos sobre este delicado asunto sin regatear la definitiva marroquinidad de las plazas”. No sé si este hombre se habrá enterado de que tanto Ceuta como nuestra ciudad, Melilla, hace algún tiempo se le denominaban Plazas Fuertes porque eran poblaciones fortificadas –lo dice el María Moliner-, pero en la actualidad llamarlas así es una falacia, o querer decir una falsedad. Las dos ciudades, gracias a la Democracia (el Pueblo) y a los Padres de la Constitución, (quienes la redactaron en consenso) pueden hoy levantar la cabeza con todo el orgullo y llamarse Ciudades Autónomas con sus correspondientes Estatutos, que bastante trabajo costaron, como cualquiera de las demás Comunidades de España, Reino, Estado, País, Nación; como más les guste nombrarla, porque el castellano lo tenemos tan rico y variado que hay para todos los gustos.
Sobre el problema de Olivenza en la frontera con Portugal dice que en Exteriores no se han enterado hasta hace poco y que la mayoría de los españoles no tenemos noticia. “..... Pienso que difícilmente puede darse marcha atrás a la historia, aunque esta cuestión también quita la razón a Portugal,... reconociendo la lusitanidad de Olivenza... “. En cualquier libro de historia se puede leer que Olivenza fue entregada como dote por Fernando IV de Castilla a su hermana Beatriz cuando esta se casó con el Infante Alonso, hijo del Rey Dionisio, entrando a formar parte de Portugal. Sitiada infructuosamente por los españoles en 1647. Conquistada en 1657. Reintegrada a Portugal por un Tratado en 1688 y definitivamente en 1801, gracias al peso político que tenía Carlos IV por colaborar con las tropas francesas de Napoleón, es España. O sea, que tanto Ceuta como Melilla están tan imbricadas con España que habría que ir “desconchando”, mas bien destejando una a una las tejas o Tratados que ha habido durante cinco siglos. Y ya saben ustedes que cuando en un tejado se levanta una teja (revisión de un tratado) porque la casa se moja, la mayoría de las veces hay que renovar las que están alrededor, y otras hay que levantar el techo porque si no se hace se vendría abajo y se perderían todos los enseres. En este caso las tejas de nuestras ciudades las revisamos nosotros, y cuando hay goteras las arreglamos con nuestras propias tejas entre la gran mayoría de los españoles, excepto algunos que quieren hacerse notar.
No soy diplomático ni sé escribir ni hablar como uno de ellos, pero sí que siento la españolidad de mi ciudad, Melilla, aunque a algunos le suene a patriotero o patriota superficial.
Reciban un saludo.


Juan J. Aranda
Málaga octubre de 2003