DE DUCHAS Y DE QUEVEDO 02/08/03
DE DUCHAS Y DE QUEVEDO
“Uno de cada cinco españoles solo se ducha una vez por semana y sólo un ochenta por ciento usa desodorante”. Esto lo leo en La Voz de este periódico del 20 de julio. Yo no digo que las personas que no puedan ducharse diariamente por falta de agua o por costumbre de familia sean unos desaseados. Quizás esas personas no lo hagan con asiduidad porque en sus domicilios están faltos de agua corriente y posibles de aseo, y ante eso hay que entenderlos. Lo que no se entiende es a las personas que poseen cuartos de baño con retretes o inodoros, lavabos y piezas para el lavado de las entrepiernas o “bidetes” impregnan su característico olor al llegar a cualquier sitio cerrado y poco ventilado, o despidan una emanación a macho cabrío, si son varones, y de cabras recién paridas si son damas, que tiran hacia atrás cada vez que levantan uno de los “alerones” al agarrarse a la barra de un autobús, por ejemplo.
He tenido la suerte de que mi hijo Francisco me regalase un libro de Francisco de Quevedo y Villegas titulado : “Gracias y Desgracias del Ojo del Culo”, en el que también se puede leer : “ La Defensa del Pedo”, por don Manuel Martí. Para mucha gente este libro puede que le resulte impropia su lectura por ser un puritano y estar lleno hasta las trancas de “buenas costumbres”, o que está falto de flexibilidad para juzgar a los que son inhibidos, o los que les importa un bledo las opiniones de los demás. El caso es que Quevedo dirigió este libro a “Doña Juana Mucha, Montón de Carne, Mujer Gorda Por Arrobas. Escribiólas Don Juan Lamas el del Camisón Cagado”. Ante esta dedicatoria habrá quien sonría y quienes se violenten o se sonrojen. Pero si a continuación leen “..... que es más necesario el ojo del culo solo que los de la cara, por cuanto uno sin ojos en ella puede vivir, pero sin el ojo del culo ni pasar ni vivir”. También dice “.... que en los ojos de la cara suele haber por muy leves accidentes, telillas, cataratas, nubes, y otros muchos males; unas en el del culo nunca hubo nubes, que siempre está raso y sereno, que cuando mucho suele atronar, y eso es cosa de risa y pasatiempo por ser llamado Antífonas (canto) o nalgas, por ser dos, otros le llaman asentadera”.
“Uno de cada cinco españoles solo se ducha una vez por semana y sólo un ochenta por ciento usa desodorante”. Esto lo leo en La Voz de este periódico del 20 de julio. Yo no digo que las personas que no puedan ducharse diariamente por falta de agua o por costumbre de familia sean unos desaseados. Quizás esas personas no lo hagan con asiduidad porque en sus domicilios están faltos de agua corriente y posibles de aseo, y ante eso hay que entenderlos. Lo que no se entiende es a las personas que poseen cuartos de baño con retretes o inodoros, lavabos y piezas para el lavado de las entrepiernas o “bidetes” impregnan su característico olor al llegar a cualquier sitio cerrado y poco ventilado, o despidan una emanación a macho cabrío, si son varones, y de cabras recién paridas si son damas, que tiran hacia atrás cada vez que levantan uno de los “alerones” al agarrarse a la barra de un autobús, por ejemplo.
He tenido la suerte de que mi hijo Francisco me regalase un libro de Francisco de Quevedo y Villegas titulado : “Gracias y Desgracias del Ojo del Culo”, en el que también se puede leer : “ La Defensa del Pedo”, por don Manuel Martí. Para mucha gente este libro puede que le resulte impropia su lectura por ser un puritano y estar lleno hasta las trancas de “buenas costumbres”, o que está falto de flexibilidad para juzgar a los que son inhibidos, o los que les importa un bledo las opiniones de los demás. El caso es que Quevedo dirigió este libro a “Doña Juana Mucha, Montón de Carne, Mujer Gorda Por Arrobas. Escribiólas Don Juan Lamas el del Camisón Cagado”. Ante esta dedicatoria habrá quien sonría y quienes se violenten o se sonrojen. Pero si a continuación leen “..... que es más necesario el ojo del culo solo que los de la cara, por cuanto uno sin ojos en ella puede vivir, pero sin el ojo del culo ni pasar ni vivir”. También dice “.... que en los ojos de la cara suele haber por muy leves accidentes, telillas, cataratas, nubes, y otros muchos males; unas en el del culo nunca hubo nubes, que siempre está raso y sereno, que cuando mucho suele atronar, y eso es cosa de risa y pasatiempo por ser llamado Antífonas (canto) o nalgas, por ser dos, otros le llaman asentadera”.
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