viernes, marzo 10, 2006

COMENTARIOS EN UNA PELUQUERÍA 03/08/03

COMENTARIOS EN UNA PELUQUERIA

Hace unos días estábamos tres parroquianos, entre ellos un crío de apenas cinco años con su padre, en espera en la peluquería donde mi amigo Sebastián tiene la santa paciencia de recortarme el pelo y ponerme al día de todo el tinglado político y futbolero del país cuando el crío, que andaba jugando en el suelo con un juguete, se le fue un pedo bastante sonoro para su pequeño cuerpo. Ya se imaginaran ustedes el apuro del padre al ver a su hijo con la carita entre sonriente y seria mirándonos a todos. El hombre, dejando su periódico en la pequeña mesilla de las revistas, se levantó muy preocupado y lo primero que hizo fue darle un pequeño zarandeo conminándolo a que: “eso no se hace jamás en presencia de otras personas”. El niño al ver a su padre tan enfadado y avergonzado por su culpa se le borró la sonrisa de su carita rompiendo a llorar sin consuelo alguno. Para él eso de soltar un pedo era una cosa muy normal, como el tomarse un vaso de leche o darle un beso a su madre al acostarse. Uno de los hermanos Machado decía que Lope de Vega era mundano y alegre; Velázquez muy tranquilo y sosegado; Cervantes soñador y alcahuete; y Quevedo filósofo, espadachón, borracho y putañero. Por la amistad que me une al padre del pequeño pedorro, para limarle el azoramiento y también para que de su cara se borrase la lividez del bochorno, traje de mi casa -vivo cerca- un librito de apenas sesenta páginas que escribió Quevedo titulado : “Gracias y Desgracias del Ojo del Culo”. Ya sé que alguien se sonreirá, y otros pensarán que se atenta contra las buenas costumbres, con solo leer el titulo del libro, que era lo que Quevedo provocaba con sus escritos jocosos, como las polémicas que sostuvo con Ruiz de Alarcón, el autor de “La Manganilla de Melilla”, también con Góngora, y con su implacable enemigo Pérez de Montalbán, que fueron célebres por su ingenio y poderosa y extraordinaria imaginación. La guasa y chacota que tiene la dedicatoria, sin desperdicio alguno, hace reír a la persona más seria: “A Doña Juana Mucha, Montón de Carne, Mujer Gorda por Arrobas, escribiólas, Juan Lamas el del Camisón Cagado”. La defensa que hace del culo, entre otras es: “.... El no ver es falta de amor poderoso, fuera de que el ojo del culo, por su mucha gravedad y autoridad no consiente niña, (........) , Que es más necesario el ojo del culo solo que los de la cara, por cuanto uno sin ojos en ella puede vivir, pero sin ojo del culo ni pasar ni vivir”. Mi amigo cambió el gesto apenas comenzó con la lectura. Lo que más hizo para que sonriera fue uno de los párrafos que dice: “ Lo del pedo es verdad que no lo sueltan los ojos; pero se ha de advertir que pedo antes hace al trasero digno de laudatoria, que indigno de ella. Y para prueba de esta verdad digo, que de suyo es cosa alegre, pues donde quiera que se suelta, anda la risa y la chacota, y se hunde la casa, poniendo los inocentes sus manos en figura de arrancarse las narices y mirándose unos a otros, como matachines. Es tan importante su expulsión para la salud, que en soltarle está en tenerla”. Y finalmente Quevedo tan locuaz y cachondo dice: “ Todos los miembros del cuerpo se han holgado y huelen; los ojos gozan de la hermosura; las narices huelen lo suave y odorífero; la boca gusta de lo sazonado, y besa lo que ama y le parece bien; la lengua retoza entre los dientes y se deleita con el reír y con el ser pródiga cuando un amante pide a su dama que se la envaine; y al fin, como hemos dicho, no hay miembro que no se huelgue; solo el culo es tan desgraciado, que una vez que se quiso holgar lo quemaron”.
El inmortal Hipócrates decía : “Spiracula culi factida et iterata juvant ventre. (Las respiraciones del culo hediondas y reiteradas alivian el vientre).
Que cada uno juzgue y crea lo más conveniente al respecto, pero les aseguro que el padre del pequeño pedorreta, y soy testigo de ello, ahora tiene una opinión alegre y distinta, y no tan denostada de los efluvios que soltamos todos por el ojo del culo. También digo que no hay que confundir la defensa que hacía Quevedo con los modales y el comportamiento social que siempre se debe tener para que se demuestre que se ha recibido educación.
Y como va de peluquería lean un chisneto de mi amigo Redoli :

EL CHIQUILLO DEL BARBERO Y SU CLIENTE

Un barbero buscando un beneficio
De un hijo sin estudios e ignorante,
En aras de un futuro más brillante,
Le inició de aprendiz en el oficio.

Le buscó un parroquiano a su novicio:
Un buen hombre paciente y tolerante,
Cliente de fiado y gran talante
Que requería, a diario, algún servicio.

El joven, cuando empieza el afeitado,
Nota que se le escapa la cuchilla
Y asesta un golpe seco a su cliente.

El padre, que vigila preparado,
Ve la sangre correr por la mejilla,
Y larga un bofetón furiosamente.

Tres cortes más siguieron al primero
Y a cada uno le siguió un metido
Destinado al muchacho y recibido.
Por el pobre cliente del jifero.

Un quinto corte, que será el postrero,
Le arranca, con la oreja, un gran quejido.
En el suelo, el apéndice caído
Recuerda la faena de un torero.

El cliente mirando al alfajeme,
Cuyo genio conoce y ahora teme,
Le dice al aprendiz con desconsuelo:

“Pisa la oreja y déjala en el suelo,
no sea que tu padre, con la afrenta,
me arranque la otra oreja por su cuenta.”



Reciban un cordial saludo.


Juan J. Aranda
Málaga 3 de agosto2003