sábado, agosto 26, 2006

REFRESCAMIENTO 21/09/03

REFRESCAMIENTO DE ALGUNAS MEMORIAS EN ESTADO DE LETARGO VOLUNTARIO

Como ya hacía tiempo que no daba la vara con mi sempiterna reivindicación de una calle para mi maestro de música, don Julio Moreno, aquí estoy otra vez, aunque le moleste a ciertas personas de mi misma cuerda política, la Izquierda, lo cual me importan tres zigotos, que casualmente lo mismo se escribe con C que con Z. Me he propuesto no ser procaz y a las palabras malsonantes revestirlas con lo mejor que sé; yo he cursado mis estudios primarios en el Colegio de Ataque Seco, hoy España, colegio público de los llamados “de balde” con don Domingo Pérez Morán autor de: A estos que los fusilen al amanecer, maestro que también impartió clases a muchos que hoy son de “izquierdas de toda la vida”.
No sé si algunos de ustedes conoció a don Julio allá en los años cincuenta, yo sí que lo conocí, al igual que algunos que hoy son también de “izquierdas de toda la vida”, y que con diez o doce años vestíamos la camisa azul con las cinco flechas y el águila ( el cangrejo y la gallina decían) en sendos bolsillos, y tocado con la boina roja de los requetés, y lo bien que tocábamos en las procesiones y en los conciertos en el Parque Hernández. De verdad que era una delicia ver y oír a treinta o cuarenta chaveas enzarzados con una obertura de cualquier ópera, o con una zarzuela, o con una marcha militar o pasacalle, y es que don Julio, que también vestía su camisa azul, era un excelente profesor de música, y con una paciencia parecida a la de Job. Claro que a aquéllos niños, ahora que los gobernantes son elegidos por los ciudadanos mediante votación y no gobernados estos por un dictador que asume todo el poder sin ser responsable ante nadie, “solo ante Dios y ante la Historia”, mucha gente nos llaman fachas, (del latín fascula cruzándola con fascis, antiguamente hacha, desembocando en fascista). Aunque algunos somos de izquierdas desde que nuestras mentes comenzaron a discernir viendo el ambiente político en otras ciudades, el asistir a románticas charlas clandestinas donde se hablaba de democracia y redistribución de la riqueza; leyendo libros de personas que los escribieron con objetividad y fueron publicados en otros paises, ya fueran de un bando como de otro; perteneciendo y militando activamente desde los puestos de trabajo en los incipientes sindicatos de obreros, no verticales por supuesto, sin liberarse de las horas de trabajo, siempre en el tajo y perseguidos y suspendidos de empleo y de sueldo, y a veces dolorosamente incomprendidos y atacados, debido al miedo que observaba por sus mismos compañeros; intentando comprender el laicismo que se veía en algunas capas sociales. Todo esto ocurría a principios de los setenta y en España aún residía en El Pardo el anciano general. Otros, por su posición y residencia en según que ciudad o pueblo se acomodaron como los mochuelos en los olivares en sus trabajos más o menos remunerados bajo el paraguas que esos compañeros les iban proporcionando lentamente, y cuando ya se vislumbraban las grandes alamedas donde los obreros podían pasear libremente, como dijo Allende horas antes de su asesinato en el Palacio de la Moneda por el sátrapa Pinochet, estos mochuelos volaron de su olivo, guardando sus camisas azules, por si un casual, salieron a la calle con sus banderas de la libertad al viento convirtiéndose en gente “de izquierdas de toda la vida”. Yo pienso que no hace falta recordar constantemente el pasado para saber que forma parte de nuestra vida actual, mal que les pese a algunos. Aunque de vez en cuando, y para que no se les olvide por sus críticas malévolas que ellos mismos se hincan como estacas, hay que hacerles un breve comentario para que recuerden donde estaban ayer y donde se encuentran hoy. También en la actualidad no habría que tomar mucho en cuenta a Machado cuando dice : “Españolito que vienes al mundo te libre Dios que una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Yo pienso que esa página de nuestra historia la tenemos bien aprendida y también que los jóvenes actuales la han superado con creces.
No sé si sabrán que en Santander existe una plaza muy céntrica que lleva el nombre de Juan Carlos I, en cuyo centro se puede ver una estatua con la figura ecuestre de Franco toda sucia de cagadas de palomas –yo la vi hace pocos días-, a la que los santanderinos llaman desde siempre Plaza del Ayuntamiento. Según me comentaba un amigo a esa plaza desde hace varios años la llaman “Plaza de los Cojones”. Ya se imaginaran ustedes porqué necesariamente sigue allí la estatua de Franco. Yo saco la misma analogía con la melillense calle de Napoleón. Sé que mucha gente se preguntará qué hizo Napoleón por Melilla, qué gesto heroico le tiene que agradecer la Ciudad a ese general; a quién se le ocurrió la brillante idea de rotular una calle con el nombre de un general que invadió España y tantas vidas costó; les recomiendo a Galdós en varios de sus “Episodios Nacionales”, emociónense escuchando una de las piezas musicales más sublime y patriótica de nuestra Historia : “El Sitio de Zaragoza”, o la leyenda que se podía leer en los antiguos billetes de dos mil pesetas de las antiguas idem : “.... Y entre los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se reinde” . Pero el colmo del sarcasmo, y si no compruébenlo ustedes mismos, es que a solo escasos metros de allí, en el Tesorillo, existe una plaza con los nombres de dos héroes del 2 de Mayo, Daóiz y Velarde, donde cada año se le rinden merecidos homenajes. Y yo, con mi jilipollesco romanticismo trasnochado, y en recuerdo de un hombre bueno que enseñó música a varias generaciones de niños melillenses -que hoy somos de izquierdas y de derechas, ¿ de toda la vida ?- le reivindico una calle, aunque sea en el último rincón más humilde del barrio más extremo de la ciudad, me nieguen, me tachen esa reivindicación por haber enseñado en el único sitio que existía en Melilla, la Organización Juvenil Española ( OJE ) o la Falange, para forjar la base cultural del arte de la música. Este lugar es el que hoy reniegan muchos de “izquierdas de toda la vida”, y que también hicieron muchos fuegos de campamentos en Rostro Gordo, recibiendo doctrinas del Régimen, cantando Prietas las Filas y asistiendo a misas de campamento; que jugaron a las damas y al billar en los bajos de la Casa Nacional Sindicalista, (Comemos Nosotros Solos) y al balón-cesto en la Plaza Bandera de Marruecos, y también las “guardias sobre los luceros” cada 20 de noviembre en la Cruz de los Caídos, fecha de la muerte de José Antonio, -lo digo para no confundir a los jóvenes con la de Franco, que también fue el 20 de noviembre de 1975- y también cómo entrábamos en las clases en los colegios en fila militar de tres en fondo después de haber cantado Montañas Nevadas o Yo tenía un Camarada después de izadas las tres banderas en el patio, con el trozo de queso en una mano y el vaso de leche en polvo en el estómago, que menudas cagaleras te entraban a veces si la tomabas fría en pleno invierno.
Madame de Sevigné, decía: “ Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar ”.
Como ya digo anteriormente y para clarificar y no haya nada de duda en lo que han leído: soy hombre de Izquierdas, simpatizante del Partido Socialista Obrero Español y no tengo ningún carnet de ningún partido. “Y ahora ve y lo cascas” (es broma).
Reciban un cordial saludo.