viernes, enero 06, 2006

Una opinión sobre el futuro conservatorio 21/04/2003

               UNA OPINIÓN SOBRE EL FUTURO CONSERVATORIO

     El 16 de abril de 2002, o sea, ahora hace un año escribía yo desde éstas páginas que el antiguo mercado de la calle Margallo debería ser rehabilitado para albergar un teatro, o un auditórium, o una escuela de arte, o un museo, en fin, un edificio emblemático que sirviera para que los melillenses podamos, al menos los que residen en la ciudad, disfrutar de algo tan simple como es la cultura mezclada con la belleza de las artes, como por ejemplo: la música.  El 31 de marzo de éste año puedo leer, para mi satisfacción desde la distancia, que la señora directora provincial del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes (tiene mas títulos que las cofradías de Málaga) informó a los sindicatos de enseñanza que el antiguo Mercado Central podría albergar el Conservatorio, el Centro de Adultos y la Escuela Oficial de Idiomas.   Ya sé que lo que yo pedía hace un año, ni siquiera me lo leyeron, por mis humildes escritos, o porque estoy en ésta otra orilla, y como dice la canción : “ .....dicen- que- la- distancia- es- el- olvido”; que no es mi caso, ni como el de muchos melillenses que residimos fuera.  El caso real es que cuando leí la noticia en sus letras grandes, de verdad que me alegré muchísimo, pero cuando comencé con la entradilla y pude leer la palabra: “podría” acoger esos centros de enseñanzas, ese “podría” ya me bajó un pelín el listón de la euforia; qué quieren que les diga.  Pero bueno, algo es algo, ahora hace falta que salga un empecinado como yo, alguien pesado y no pare de dar la vara, el tostón o el coñazo, como gusten, con el rollo del Mercado Central y el Conservatorio y no sea algo que podamos pensar en las tontas palabras como son: demagogia electoral.  Por lo menos que se enteren los responsables de la cosa pública, como se enteraban los vecinos de la Cañada (Castelar) cuando los niños de las calles adyacentes íbamos arrastrando las latas por toda la cuesta de la calle Bernardino de Mendoza, frente a la Casa del Cura, el Domingo de Resurrección; eran los años gloriosos del pan con aceite y azúcar, ¿verdad que sí, cincuentones y sesentones?.  
     Yo recuerdo de los tiempos en que arrastrábamos aquéllas latas por Castelar y Sagasta, por poner un ejemplo, a muchos mayores que solían preguntar a los niños qué es lo que querían ser de mayores;  siempre mi respuesta era que deseaba seguir siendo niño, que para mayores estaban ellos, para educarnos y protegernos, no te fastidia.  Ahora, a ver si los mayores actuales, y responsables, como digo, de la cosa pública, se arman de valor y remozan una de las calles mas céntricas y emblemáticas de Melilla con la remodelación de ese vetusto edificio en bien de la cultura, que bastante falta hace en todas partes, y así los que pintorrean los edificios, las estatuas y las murallas del Pueblo les dé algo parecido a la vergüenza, si es que la tienen, o rubor en sus jetas, que sí que las tienen, digo sus jetas.  
     El Presidente de la Asociación de Estudios Melillenses, el señor Blasco López, veo que se queja, como cualquiera que ame nuestro Patrimonio, con mayúscula, por el abandono de muchos edificios y murallas de El Pueblo y pregunta qué hace al respecto la Fundación Melilla Monumental.   A mí, al igual que a muchos melillenses, nos gustaría saber, a ser posible, solamente por curiosidad, aunque sea un poquillo imprudente, con perdón, ¿qué es esa fundación, ¿qué es lo que representa, ¿qué obligaciones tiene con respecto a la conservación de nuestro recinto histórico o Patrimonio Histórico de la Ciudad.  Si les parece y les abruman tantas preguntas, resúmanlas en una sola, la que sea me sirve.  Para los que no lo saben diré que desde el 11 de agosto de 1953 El Pueblo, Rusadir o Melilla la Vieja es declarada Monumento Histórico Artístico. Pero  lo que más despierta mi curiosidad, aunque nos flagelemos con el látigo de la “roedora envidia insana” de algunos, a otros les importa un bledo (qué palabra más rara): ¿qué sueldos tienen las personas que están obligadas a preservar y tener bonito el recinto de El Pueblo, y arreglar las losas que se rompen o que se levantan; ¿quién manda limpiar los muros que ensucian los guarreras pintamonas o pintaestatuas.  Por favor, no lo digan así a lo pronto, porque si los sueldos son como los del docente que ejerce allende nuestras fronteras, a algunos nos va a chirriar los piños de eso, de purita envidia.
     Yo conocí hace bastante tiempo a un señor de Cabrerizas que decía que había nacido pegado a una nariz; ya se pueden imaginar el apéndice de mocos que portaba encima de su boca; pero a pesar de eso recitaba a Quevedo : “ De narices , no me quejo, /que buen pedazo me dió /  (.....) La boca tampoco es rana, / que si me río, por Dios,/ que del puente toledano / parece el ojo mayor ”.  Como era un cachondo romántico, igual que algunos de mi “cuerda melillense”, decía que Melilla con nombre femenino tiene la hermosura de una gran dama española.  Pues eso, a ver si entre todos la cuidamos que falta le hace.
     Reciban un saludo.


                                   Juan J. Aranda

                                   Málaga 21 de abril de 2003