viernes, enero 06, 2006

Los tangos del viejo y el bastón y un chisneto de Redoli 15/04/2003

     LOS TANGOS DEL VIEJO DE LA BOINA Y EL BASTÓN Y UN CHISNETO DE REDOLI     

     Hace unos días presencié, mas bien escuché, cómo un señor mayor le reprendía a un joven, inmigrantes argentinos ambos, por su forma de hablar tan característica, y aparentemente amigos, diciéndole que era un lunfardo; el otro le contestaba que se equivocaba, que el no era ningún boludo y mucho menos un lunfardo.  El caso es que se marcharon juntos comentando el joven, muy airado, que no volviera a llamarle más lunfardo.  La palabra me sonaba  de cuando el viejo de la boina y el bastón solía cantar, porque el tío te cantaba unos tangazos, con unas letras arrabaleras, que te quedabas “cuajao”; y si eran las zarzuelas, se sabía cualquier romanza de ellas, y cuando te recitaba a los clásicos de un tirón, me parecía que bromeaba, de lo serio que resultaba aparentar.  Me decía que en el “Consé-lanuí ”, que imagino sería el cabaret  que existió en Melilla allá por los años veinte del pasado siglo llamado “Concert- La nuit”, (perdonen mi francés) él se marcaba unos tangos sin pagar un real.  Lo decía por las boletas que había que entregárselas a las señoritas (tanguistas) que se dedicaban a bailar con los caballeros.  No sé si en las hemerotecas locales de aquéllos años en Melilla se podría encontrar el nombre de “La Cachabera” -por lo de cachaba o bastón-; el caso es que esa señorita, según el de la boina y el bastón, bailó con él en ese cabaret tan popular.  “La Cachabera” fue a Melilla a actuar por unos días y creo que se quedó por varios meses en nuestra ciudad.  
     Por lo visto el señor mayor le estaba llamando al joven algo así como ratero, pero lunfardo, aparte de ser un ratero también tiene otra acepción, y es una jerga hablada en los bajos fondos porteños de Buenos Aires, y ahí ya me vino a la memoria los tangos que se marcaba el viejo cuando leí hace unos días en la biblioteca una nueva revista mensual llamada “Clio”en la que en su número de enero de éste año viene una breve historia de la ciudad de Buenos Aires, y claro entre ello figuran Gardel y los tangos porteños, y en un recuadro, que me entretuve en copiar para ustedes, pude leer la letra del famoso tango que me deleitaba el viejo y era así : “Al dinero dicen tela; ostentación es escombro; ayudar, poner el hombro, y la guitarra, vigüela.  Son las piernas paralelas; derrochar es patinar; el encajar es chantar; a la muerte dicen parca; al adinerado oligarca, y es acusar ortibar (.... ) Es la mentira bolaso, y la paliza, marimba; a nada o no dicen minga; caña fuerte, cañonazo.  Limpiar pasar el lampazo; la mujer linda, bombón; es el imbécil güevón; un discurso es un espiche; las cosa lindas son chiches, y el temeroso, cagón...” .  De lo que jamás se me olvida es de un acertijo que siempre recitaba con su voz risueña y guasona, pero muy bondadosa : “Verde ha sido mi nacer, blanco ha sido mi vivir y amarillento me puse cuando me tocó morir” .  Perdonen si no les revelo el acertijo; si se lo digo ya deja de serlo, y creo que muchas personas lo sabrán y hasta lo comentarán.
     Y ahora un chisneto de Redoli:

     EN CLASE DE HISTORIA ANTIGUA
Hallábase un alumno en gran aprieto
hablando del atuendo del romano:
“Casco dorado y recio, espada en mano,
ancho espaldar detrás, delante el peto,

sandalias con correas sujetadas,
calzón o braga atada en serpentín,
fabricada en esparto (o albardín)
y, como es natural, medias moradas.”

“¿Medias moradas? – pregunta el profesor-,
la media es un invento medieval;
y, además, te has pasado en el color...”

“No, señor profesor –dice el chaval-,
unas bragas de esparto dejan rotas
-también, medias moradas- las pelotas”.

     Reciban un saludo.

                                        Juan J. Aranda

                                        Málaga 15 de abril de 2003