viernes, enero 06, 2006

Otra reivindicación para Julio Moreno 13/04/2003

     OTRA REIVINDICACIÓN PARA DON JULIO MORENO

     Como ya saben ustedes por mis enésimas peticiones para que el nombre de mi maestro de música, don Julio Moreno, figure en una calle de nuestra ciudad, la callada de las Autoridades y Excelentísimas, como bien dice Garbín al referirse a los que mandan en la Ciudad, es la repuesta que recibo desde que empecé a dar la vara con el tema.  Bueno, ¿saben una cosa?,  pues que ya tengo un buen aliado, y al parecer potente; me refiero a la Asociación de Estudios Melillenses, por voz de su Presidente, José Luís Blasco López.  Desde esta orilla yo sabía, con mis humildes escritos llenos de cariño hacia don Julio, que era como mojar los labios a un sediento, o darme cabezazos contra uno de los marmolillos de la calle Duque de la Torre.  De momento, la A.E.M. me ha dado un buen vaso de agua de Trara o de Yasinen, aliviándome la sed, y esperemos a ver el resultado de los pasos que darán por los relucientes pasillos del Palacio de Enrique Nieto nuestros amigos de la Historia de nuestra ciudad.
     Por si alguno de ustedes no lo conoció en vida, o no sabe a quién me refiero, les diré, resumiendo un poco quién fue don Julio Moreno Rodríguez.  Me remontaré a los años cincuenta, que fueron los de mis inicios y primeros balbuceos musicales, al igual que fueron para otros que hoy rondan entre los cincuenta y los setenta tacos de almanaques.  Las distintas generaciones de músicos que ha dado Melilla, si no recuerdo mal, excluyendo a los militares que ya venían destinados, y aunque peque de vanidad, salieron de las filas de la Banda Infantil de la O.J.E., sita en la calle de Medina Sidonia, actual Francisco de Miranda, nº 10, calle donde existía la famosa “Tienda de los Niños”, que ya me gustaría saber el origen de ese nombre.  Me imagino sería por la cantidad de chaveas que tendría la dueña. Ya verán cómo alguna alma caritativa y conocedora del tema lo plasma en estas páginas para que nos enteremos todos; venga y ánimo, a ver si desempolvamos anécdotas y curiosidades de nuestra Melilla.  Bueno, siguiendo con don Julio, les diré que algunos que peinan canas pertenecientes a la actual banda y orquesta de la Ciudad fueron sus alumnos-educandos en el Mantelete; algunos empezaron martirizando un tambor a baquetazos y escupiendo en la boquilla de una corneta en San Lorenzo; más tarde y con los conocimientos de solfeo que tan pacientemente don Julio nos enseñaba, salíamos con un instrumento adecuado a nuestros labios y a nuestros “corpulentos” cuerpos.  Por ejemplo, a los mas canijillos les plantaba en sus manos un requinto, un clarinete o una trompeta ya que los bombardinos, los trombones y las tubas o helicones estaban destinados a los que, aparentemente, parecían mas fuertes.  Humildemente debo decir que desde un principio empecé con un trombón; Castillo, el niño que vivía al final de Explorador Badía su instrumento era el bombardino; a Paco Roldán le endiñó la tuba o el bajo y era capaz de tocar unas  czardas con el mismo instrumento, ¡qué tío mas bueno, mi amigo Paco!; a Luís Jiménez le dio un fliscorno, sacándole un sonido tan suave como su persona, ya que era un niño bueno, no un buen niño; a mi primo Juan, el de mi tía Virginia, un canijo todo nervio, le tocó la trompa, y en un solo de una partitura de Weber con el mismo instrumento hizo que don Julio lo izase encima de la silla para que el público del Parque Hernández lo viese y aplaudiese su actuación; Paco, el de Ana María, que así se llamaba su madre, que vivía en la última casa de la calle de Castellón, esquina a la escalera de Bernardino de Mendoza, bordaba el “Sitio de Zaragoza” como los propios ángeles.  Todos ellos siguen practicando el arte de la música, a mi me quedó el amor por ella y mis conocimientos que son como un sello en seco que jamás se borran. Y como éramos tantos y no podría nombrarlos a todos, con éstos buenos amigos de la infancia, sirva de muestra lo que don Julio hizo por mi generación.  Me consta que anteriores a la nuestra también formó a grandes músicos.  Y lo mas grandioso de todo es que no cobraba ni un duro; los instrumentos pertenecían a la O.J.E., sí señor, a la Falange, que era lo que había entonces, y que más de un militante de izquierda y de derecha actuales pertenecieron a la misma y jugaron al parchís, al ajedrez y al billar en el edificio de los sindicatos, C.N.S., Casa Nacional Sindicalista, a la que muchos guasones decían: Comemos Nosotros Solos.  Bueno, pues eso era lo que nuestro maestro de música nos enseñó, aparte de las elementales leyes de la urbanidad que olvidábamos del colegio y de lo que nuestros padres nos enseñaban en nuestras casas.  Recuerdo que su sufrimiento constante era que muchos niños no comían lo suficiente para “soplarle” al instrumento, invitándoles, muchas veces a unos bocadillos en la misma “Tienda de los niños”, o en el bar del antiguo Cuartel de la Policía, o en el de la Guardia Civil.
     Gracias a José Luís Blasco, Presidente de la A.E.M. que me envió el estupendo callejero de Melilla, podemos ver en la página 440 a  Napoleón con su mano metida en la barriga y su famoso mechón en la frente.  A mí me parece una ofensa que el general que invadió mi País y que causó tantos muertos tenga una calle en mi ciudad, Melilla, la única de toda España que le tiene rotulada con su nombre.  De verdad que me da mucho coraje, y creo que a mucha gente de bien le ocurrirá igualmente. Y yo me hago éstas  preguntas : ¿Quién tuvo esa idea tan negativa de rotular con su nombre una calle de Melilla?. ¿Es que no hubo nadie, hasta ahora, para darse cuenta que el nombre de Napoleón está a escasos quinientos metros de la plaza que lleva los nombres de los héroes que fueron martirizados en Madrid, Daóiz y Velarde?.  ¿Es que nadie ha leído algo del 2 de mayo de 1808 ?; ¿es que nadie ha pronunciado o ha escuchado la famosa frase: “Aquí se va a armar la del 2 de mayo”?.  Pues los que verdaderamente la armaron y murieron heroicamente fueron los oficiales artilleros don Pedro Velarde y Santiyán y don Luís Daóiz y Torres que fueron los que hicieron frente, desde el Parque de Artillería de Madrid, a las tropas francesas del General Murat. Yo les recomiendo que lean los volúmenes de los “Episodios Nacionales” de Galdós: “La Corte de Carlos IV”, “El 19 de marzo y el 2 de mayo”, “Bailén”, “Napoleón en Chamartín”, “Gerona”, “Cádiz”, “La Batalla de los Arapiles”, “Juan Martín <El Empecinado>” y “Zaragoza”.  Sobre el famoso Sitio que impusieron las tropas de ese general a la ciudad maña, como sabrán, existe una obra musical que todo el mundo conoce y que a muchos se nos pone la carne de gallina al escucharla solemnemente.  Cuentan  referente a la entrada y salida de los franceses de la Península que dice que estando en un bar unos españoles tocando una guitarra, unos franceses les rogaron que se la prestasen para tocar la marcha triunfal que hicieron cuando entraron por los Pirineos en España; pero al terminar, cuando terminaron su actuación, los españoles les pidieron que tocaran la marcha de su salida de la Península, y viendo que los gabachos no la sabían ni tenían idea, los españoles le quitaron la guitarra y a porrazos y a guitarrazos los echaron del local diciéndoles : “Así salisteis de España, a estacazos”.  Como verán esto es solo una historia chauvinista (palabra francesa) inventada.  También cuentan que durante la autopsia de Napoleón, los forenses se quedaron con su pene (qué gente tan rara) y en 1977 lo subastaron y fue adquirido por un urólogo por 600.000 pesetas, y solo para presumir de tener el tubito meón de Napoleón; pero lo mas gracioso es que ese tubito, porque realmente sí que era un tubito, solo medía 2,54 cm..  ¡Pobre Josefina!, lo que debió de aguantar.
Así pues, ¿saben lo que les digo?, que vayan cambiando el nombre del general bajito que no paraba de esconderse la mano en la barriga por el de mi maestro de música, que ya está bien, ¡hombre!, por favor.
A los de la Asociación de Estudios Melillenses, y muy particularmente a mi amigo José Luís, les ruego que no abandonemos a don Julio, que aparte de ser un gran músico y un excelente compositor, fue un hombre bueno para con todos los que les rodeamos mientras vivió.
¡Ah!, se me olvidaba, debido al amor que sentía por Melilla, compuso una partitura titulada :”Aromas del Parque Hernández”.  
Reciban un cordial saludo.

                                   Juan J. Aranda
                                   Málaga 13 de abril de 2003

1 Comments:

Blogger Manuel Jesús said...

Buen artículo, me gustaría tener una conversación con usted sobre el personaje que trata este articulo, ha llegado a mis manos unas partituras firmadas por Julio Moreno, pero no sé si puede ser la misma persona, sin más desearía poder dar luz a esta música si puede ser con la ayuda suya, muchísimas gracias, espero su respuesta.

Manuel Jesús Rodríguez.

12:33 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home