A Lorenzo Silva 09/02/2003
A LORENZO SILVA
En la sección que tiene usted en El Semanal donde selecciona, comenta y contesta a toda persona que desea consultarle algo sobre lo que ha leído, a mí me gustaría, si es posible, me contestase sobre la novela “Del Rif al Yebala” que usted ha escrito. Sobre Melilla vierte usted desde el principio algo negativo que no es la realidad sobre la ciudad. Por ejemplo: en la página 11 dice que “Melilla tiene unos pocos kilómetros cuadrados, arrinconada en una playa”. Como sabrá, algunos pueblos que existen en España están arrinconados entre montañas y aislados en épocas invernales. En la página 12 : “a Melilla nadie va en el mes de julio como no sea algo perentorio o ineludible ya que existen lugares y apetecibles destinos que se ofrecen al ocio”. Ahí está usted incitando a que nadie vaya a Melilla a veranear, perjudicando la economía de la ciudad. Sobre el taxi dice que es antediluviano y sucio, como muchos que verán durante el viaje. No creo que los taxistas de Melilla tengan su negocios tan sucios y viejos. ¿ No serían los que vería en el país vecino? . El taxista, según usted, era legionario porque llevaba un tatuaje y las insignias en el salpicadero; además se fijó en el reloj, donde llevaba la banderita con el aguila del antiguo régimen. Como muchos nostálgicos de la década de los 80 que había en la Península, pero menos mal que ya quedan pocos. También tuvo ganas de preguntarle si éste taxista tenía algun motivo para quedarse en la exigua ciudad. ¿Porqué no lo hizo?, quizás le hubiera contestado que era porque le gustaba vivir en Melilla, por su tranquilidad, por su clima, por su idiosincrasia, en fin porque le diera la real gana, como usted vive donde vive en la actualidad. En la página 13 dice que los forasteros que caen en el aeropuerto deben ser “fastidiados padres que acuden de mala gana a la jura de bandera de sus desgraciados hijos”. Aquí parece que está usted relatando una crónica de los años veinte, de cuando la guerra del 21, la del Desastre de Annual. Si es usted padre creo que le disgustaría si su hijo veinteañero tuviese que ir a servir en el Ejército a mil kilómetros de su casa, y mas aún si leen libros como el de usted, pintando la ciudad donde van a vestir de militar sus vástagos. Sobre la crueldad de tocarle en sorteo destino a Melilla, creo que aunque le hubiese tocado junto a su domicilio, no es una crueldad, es una putada para un joven, donde se le cortan , se le traban sus ilusiones de trabajo, de perspectivas de vida, etc. . A la persona que está en la recepción del hotel le llama amargado. Las calles de la ciudad, según usted, están sucias y abandonadas. No creo que los melillenses estén de acuerdo con esa afirmación, y mucho menos las autoridades, que en aquéllos tiempos era el PP el que estába en el poder. El juicio de valor que hace cuando dice que Melilla está incrustada en territorio extranjero creo que es algo peyorativo y por ello se deduce la ignorancia que tiene usted de la historia de la ciudad, ya que no se ha leído los Tratados existentes entre Marruecos y España. Da por hecho, nada mas subir al barrio del Polígono que está en una ciudad musulmana sin tener en cuenta que es una ciudad frontera con un país musulman. En la página 22 dice que Melilla es una ciudad colonial. ¿De verdad que ha comprobado si es o no colonia?. Debiera de haberse informado en los archivos pertinentes que existen. Dice que los funcionarios lamentan su suerte pero pagan la mitad de sus impuestos que sus compañeros en la Península y se benefician de los precios mas bajos en casi todos los artículos de consumo. No sé si usted se habré informado en el Ministerio de Hcienda, lo que si debiera saber es que en Canarias y Andorra tienen el mismo status debido a su apeninsularidad; mas bién por su lejanía de la Península, pero eso, creo que se le habrá pasado. A la farmaceutica, señora de unos cincuenta años, expeditíva y enérgica, que expendió condones a unos jovenes marroquíes (también pudieron ser argelinos) le hace un flaco favor cuando dice que a usted le sirvió amablemente y a ellos no. En la página 35 dice que el temerario Estopiñán
En la sección que tiene usted en El Semanal donde selecciona, comenta y contesta a toda persona que desea consultarle algo sobre lo que ha leído, a mí me gustaría, si es posible, me contestase sobre la novela “Del Rif al Yebala” que usted ha escrito. Sobre Melilla vierte usted desde el principio algo negativo que no es la realidad sobre la ciudad. Por ejemplo: en la página 11 dice que “Melilla tiene unos pocos kilómetros cuadrados, arrinconada en una playa”. Como sabrá, algunos pueblos que existen en España están arrinconados entre montañas y aislados en épocas invernales. En la página 12 : “a Melilla nadie va en el mes de julio como no sea algo perentorio o ineludible ya que existen lugares y apetecibles destinos que se ofrecen al ocio”. Ahí está usted incitando a que nadie vaya a Melilla a veranear, perjudicando la economía de la ciudad. Sobre el taxi dice que es antediluviano y sucio, como muchos que verán durante el viaje. No creo que los taxistas de Melilla tengan su negocios tan sucios y viejos. ¿ No serían los que vería en el país vecino? . El taxista, según usted, era legionario porque llevaba un tatuaje y las insignias en el salpicadero; además se fijó en el reloj, donde llevaba la banderita con el aguila del antiguo régimen. Como muchos nostálgicos de la década de los 80 que había en la Península, pero menos mal que ya quedan pocos. También tuvo ganas de preguntarle si éste taxista tenía algun motivo para quedarse en la exigua ciudad. ¿Porqué no lo hizo?, quizás le hubiera contestado que era porque le gustaba vivir en Melilla, por su tranquilidad, por su clima, por su idiosincrasia, en fin porque le diera la real gana, como usted vive donde vive en la actualidad. En la página 13 dice que los forasteros que caen en el aeropuerto deben ser “fastidiados padres que acuden de mala gana a la jura de bandera de sus desgraciados hijos”. Aquí parece que está usted relatando una crónica de los años veinte, de cuando la guerra del 21, la del Desastre de Annual. Si es usted padre creo que le disgustaría si su hijo veinteañero tuviese que ir a servir en el Ejército a mil kilómetros de su casa, y mas aún si leen libros como el de usted, pintando la ciudad donde van a vestir de militar sus vástagos. Sobre la crueldad de tocarle en sorteo destino a Melilla, creo que aunque le hubiese tocado junto a su domicilio, no es una crueldad, es una putada para un joven, donde se le cortan , se le traban sus ilusiones de trabajo, de perspectivas de vida, etc. . A la persona que está en la recepción del hotel le llama amargado. Las calles de la ciudad, según usted, están sucias y abandonadas. No creo que los melillenses estén de acuerdo con esa afirmación, y mucho menos las autoridades, que en aquéllos tiempos era el PP el que estába en el poder. El juicio de valor que hace cuando dice que Melilla está incrustada en territorio extranjero creo que es algo peyorativo y por ello se deduce la ignorancia que tiene usted de la historia de la ciudad, ya que no se ha leído los Tratados existentes entre Marruecos y España. Da por hecho, nada mas subir al barrio del Polígono que está en una ciudad musulmana sin tener en cuenta que es una ciudad frontera con un país musulman. En la página 22 dice que Melilla es una ciudad colonial. ¿De verdad que ha comprobado si es o no colonia?. Debiera de haberse informado en los archivos pertinentes que existen. Dice que los funcionarios lamentan su suerte pero pagan la mitad de sus impuestos que sus compañeros en la Península y se benefician de los precios mas bajos en casi todos los artículos de consumo. No sé si usted se habré informado en el Ministerio de Hcienda, lo que si debiera saber es que en Canarias y Andorra tienen el mismo status debido a su apeninsularidad; mas bién por su lejanía de la Península, pero eso, creo que se le habrá pasado. A la farmaceutica, señora de unos cincuenta años, expeditíva y enérgica, que expendió condones a unos jovenes marroquíes (también pudieron ser argelinos) le hace un flaco favor cuando dice que a usted le sirvió amablemente y a ellos no. En la página 35 dice que el temerario Estopiñán
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