miércoles, enero 04, 2006

Sobre un nuevo palanganero 25/01/2003


SOBRE UN NUEVO “PALANGANERO - PICHAFRÍA”


El escritor Arturo Pérez Reverte ha sido elegido por mayoría, 26 votos a favor y 4 en blanco, para el sillón  T , académico de la R.A.E..  “Esto no es un respaldo a mi literatura, sino a la literatura”, dijo al poco de saber que había sido elegido.  El maestro de esgrima, La tabla de Flandes, Territorio comanche, La piel del tambor, la colección del Capitán Alatriste, El sol de Breda y tantos otros que se me quedan en la memoria es el bagaje que posee Pérez Reverte aparte de su larga carrera periodística; y como dice el director, García de la Concha: “Con la entrada de Pérez Reverte se logra un equilibrio entre los sectores de la Academia: el de los creadores, el de los lingüistas y filólogos y el de las ciencias sociales”.  A preguntas de una joven al flamante académico qué es lo que se debe hacer para escribir, contestó que hay que leer mucho y romper muchísimo.  Juan Luís Cebrián en El País dice de él que es una especie de Blasco Ibáñez de nuestro tiempo, un creador del idioma;  y también espera que acuda a todas las sesiones.  Él dice que espera tomarse muy en serio su trabajo; yo no lo dudo, porque lo que he leído, visto en sus reportajes de corresponsal de guerra y oído en los programas de radio hace un trabajo impecable.  Dice que estará callado muchos meses, escuchará mucho, y si luego ve que puede aportar algo, lo hará.   Como anécdota jocosa dicen que en la puerta de la Academia se habían instalado unos diez cachondos para reivindicar la entrada en la R.A.E. de Norma Duval y Chiquito de la Calzada.
Yo no sé si Pérez Reverte se acordará de un artículo suyo publicado en El Semanal el 27 de julio de 1997 titulado: “Bona nit, lehendakari”, y si se acuerda espero que algunos golpes de pecho se debiera dar con el mea culpa.  Digo esto porque en ese artículo, aparte de que ponía de chupa de domine a mucha gente, compañeros suyos, diciendo que escribirá La Coruña como me salga de los cojones (sic), Lérida en vez de Lleida y Gerona en vez de Girona.  “Y eso, se pongan en la postura que se pongan, los reales palanganeros de la Academia, a quienes no sé como no se les cae la cara de vergüenza”.  Y casi al final del artículo, del que tengo recortado porque es como una obra de arte literaria (para mi) dice una cosa sobre la contaminación del inglés en la lengua castellana, que vale la pena que la lean : “ Bastante hay ya con la contaminación del inglés, la jerga informática y la pobreza expresiva a que nos están condenando ya no una, sino varias generaciones de políticos desaprensivos y analfabetos, de académicos pichafrías y de mangantes aficionados a subirse a los trenes baratos”. Creo que Pérez Reverte escribió éste artículo antes de haberlo pensado; aunque sus errores son tan instructivos, como su gran inteligencia y por sus defectos, si es que los tiene, los demás aprendemos .   Yo en el tema de escribir o pronunciar los nombres en los idiomas de las distintas comunidades me siento un pelín rebelde.  Si escribo al pueblo llamado Alegría, en Alava, perdónenme pero no lo haré con el nombre de Dulantzi; ni Biaesteri a La Guardia; ni Ribaforada en Navarra por Erripazuloaga.  Y si es en catalán diré Cenia en vez de La Senia.  Conste que a los naturales de esas comunidades no les critico peyorativamente si reivindican su lengua en toda la nación, a la cual pertenecen, que es España; y lo digo sin patrioterismo de ninguna clase, solo como español de a pie nacido en una de las dos ciudades autónomas, Melilla; ellos tienen todo el derecho que les otorga la Constitución, pero a mí también me otorga la forma y manera de dirigirme a ellos, porque para eso el castellano es mi lengua, y como ya dije hace unos meses, como decía Pérez Reverte al final de su artículo en referencia a nuestro emperador Carlos I : “ Hubo un guiri nacido en Flandes, un tal Carlos Quinto, emperador de España y de Alemania, que hallándose  una vez en Roma ante el Papa, y recriminado por un embajador al oírlo dirigirse al pontífice en español -aunque hablaba latín, el italiano, el alemán y el flamenco- respondió : No espere de mí otras palabras que de mi lengua española, que es tan noble que merece ser sabida y entendida de toda la gente cristiana”.  Pues eso.  Y ahora, ya que es un nuevo “palanganero y pichafría” espero que abogue desde su sillón de la letra  T   por lo que reivindicaba hace seis años.
Mis felicitaciones sinceras para él y que no cambie en su línea literaria.
Reciban un saludo.

                                   Juan J. Aranda
                                   Málaga 25 de enero 2003